Crítica de la primera Temporada de American Crime Story
Crónica de un circo anunciado y televisado
Cuando una celebridad es sospechoso y acusada de un crimen, el proceso judicial se convierte en un auténtico circo mediático. El de O.J.Simpson fue sin duda uno de los circos judiciales más estruendosos de la historia del siglo XX. El controvertido y temperamental ex jugador de fútbol americano y actor se convirtió en una caricatura de su propio personaje, arrastrando a su paso todo un sedimento de mugre y hasta ser absuelto del asesinato de su ex mujer y de otro hombre.
Simpson tenía algo a su favor: era famoso y negro. Pero también tenía algo en contra: era famoso y negro. El mayor problema de casos como este, es que no se es culpable o inocente, se es otra cosa, no se sabe bien qué, pero la ley acaba jugando un papel diferente al de la justicia, al menos para muchos. Como consecuencia, el eco de ese interminable y caótico proceso acabó cambiando la conducta, la opinión y la vida de la sociedad americana del momento y sobre todo de los que formaron parte del caso.
Tanta fue su influencia que podemos encontrar decenas de referencias en la cultura popular: Obviamente los Simpson, pero también en En el videojuego Grand Theft Auto: Vice City, el programa Saturday Night Live, en la Serie South Park, Padre de Familia, etc…
En 2016, el canal FX abre su ‘American Crime Story’ con este spin-off de ‘American Horror Story’ basado en la novela de Jeffrey Toobin, La carrera de su vida: El pueblo v. O.J. Simpson. Ahora distribuida por Netflix, ha conseguido despertar un inusitado interés en mi.
Esta serie tiene la inteligencia de salpicar el foco principal de actuación con numerosos puntos de vista para que la perspectiva del caso O.J. Simpson se amplíe en el espectador con todo lujo de matices y variantes. Scott Alexander y Larry Karaszewski vuelven a presentarnos ese suceso con el mismo impacto que tuvo en su día. La narrativa y el lenguaje cinematográfico es aguerrido, trepidante, vertiginoso, caótico y capcioso.
Los directores dirigen la cámara con precisión para causar impresión e interés justo donde quiere hacerlo. Junto con la impetuosa fotografía de Nelson Cragg consiguen que todo tenga un carácter esencial y visceral. Nos meten en la casa, en el coche, en la celda y en el juicio de O.J.Simpson con absoluta épica y vigor.
Sin embargo, por encima de todo el conjunto sobresale cada una de las piezas de forma individual. Casi todos rozan la excelencia interpretativa.
Aunque el estrado más importante lo ocupa el señor Cuba Gooding Jr. (¿Dónde estabas metido señor Gooding?) encarnando con fuerza y determinación a O. J. Simpson, el grueso interpretativo y principal atractivo de la serie es ese Dream Team de abogados compuesto por un elenco de actores inaudito y magistral. Quizás la cara más conocida sea la de John Travolta, que además de ser productor se adentra en la piel de Robert Shapiro, abogado principal de Simpson hasta que irrumpe con su carisma predicador y su inteligencia social el abogado afroamericano Jhonnie Cochran, interpretado fabulosamente por Courtney B. Vance (para mi la estrella del reparto tanto en la ficción como en la realidad). En segunda línea de juego aparecen los no menos importantes David Schwimmer (el éter Ross de Friends) Dando luz de forma sorprendente y satisfactoria a Robert Kardashian; (sí, el padre de las chicas Kardashian), a nivel emocional es el papel más decisivo. El cuarto en discordia es el actor Nathan Lane, que se pone la corbata del popular abogado F. Lee Bailey, pieza decisiva en el interrogatorio a los policías que incriminaron a O.J.Simpson.
Eso en cuanto a la defensa, pero es que la fiscalía no disminuye un gramo el nivel escénico. Si a nivel individual Cuba-Simpson y Coutney-Cochran destacan en el lado acusado de la baraja; Sara Paulson (Emmy a la mejor actriz), o lo que es lo mismo Marcia Clark completa un papel memorable que navega por infinidad de matices y subtramas, incluida esa tensión no resuelta con Christopher Darden, el otro fiscal adjunto, interpretado por Sterling K. Brown (Emmy a mejor actor secundario).
En el centro del huracán judicial queda el cuestionado Juez Lance Ito, quien permitió el intrincado bosque mediático y racial que sirvió de escenario para todo el proceso. Kenneth Choi (Jim Morita en el universo Marvel) realiza una más que correcta personificación de su señoría.
Todos consiguen que palpemos los subterfugios, tretas y oscuridades de la justicia creando un escenario tan verosímil y descorazonador que acabas retorciéndote en el asiento con cada giro de la trama. Una trágica historia del crimen americano que todos pudimos vivir en mayor o menor medida en los noventa, y que gracias a esta espectacular Miniserie, hemos vuelto a revivir.
No obstante, hay algo sobre lo que el guión incide, y es en el amplio rango de situaciones prejuiciosas y discriminatorias que tuvieron lugar durante todo el proceso y en torno a muchos personajes-personas.
El único punto en contra, o más bien medio punto, es el exceso de teatralidad y superficialidad en algunas escenas. No obstante son intrascendentes y en muy poco merman el resultado global.
Dicho todo esto, puedo prometer y prometo que American Crime Story ya está en mi Top 5 de miniseries, junto con Fargo T1, Chernobyl, Hermanos de Sangre y True detective T1.
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Esta primera temporada es poderosa, reveladora, adictiva y desalentadora. Es el ejemplo de una triste historia de una realidad que creamos todos cada día. No me queda más remedio que ver ahora la siguiente entrega de ACS: El asesinato de Gianni Versace.
Tráiler de American Crime Story
Soy un apasionado de las series de televisión y el cine. También de la literatura. He publicado varios novelas de diversos géneros: thriller, relatos, comedias, biográficas e históricas.
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Coincido. Muy recomendable.