No mires arriba: análisis y crítica

Adam Mckay y Netflix nos felicitan la nochebuena con No mires arriba

Siempre es una delicia ver en la pantalla el enorme talento interpretativo de Leonardo DiCaprio. Si a su lado colocamos a otros y otras cabezas de serie de Hollywood como Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah Hill, Mark Rylance, Timothée Chalamet, Ariana GrandeCate Blanchett pues la propuesta pinta, como poco, atractiva.

Sin embargo, lo mejor de esta película no es su extenso y colosal elenco de intérpretes, que lo es; o su juego visual Funky, que lo es; o su dinámico y caótico guion, que lo es; sino la forma que tiene de deslizarse entre la paródica comedia y la sobriedad narrativa.

Supongo que en el fondo de su hilarante crítica, No mires arriba nos habla de cómo ponemos el foco de atención en las frivolidades y cómo frivolizamos con los asuntos verdaderamente serios. Un alegato contra el populismo que nos da a entender lo sencillo que resulta su gestionar a las masas desde la exposición pública.

‘Vamos a morir todos’

Sin prestar demasiada atención, seremos capaces de advertir que esta cinta es una metáfora de nuestro tiempo, con muchísimo encanto escénico y con una premisa destructiva y enfermiza muy propia del director Mckay

Lo peor de esta película

Pues que no deja de ser una denuncia social a la americana y que de un acontecimiento que afecta a toda la humanidad consiguen dejar de lado al resto del mundo. Se ríen de sí mismos poniéndose como paradigma de todo lo bueno y lo malo que sucede, como si el resto del mundo solo fuésemos espectadores de su obra y creación.

Llevamos un siglo viendo cómo salvan el mundo y cómo se venden, pero es que a día de hoy son la mejor empresa de publicidad del mundo, Hollywood y América. Y tal vez, No mires arriba también tenga algo de ello en el trasfondo de su narrativa.

Viralizar y dar ejemplo puede que sean elementos tan antagónicos como complementarios y sin duda atravesamos una época en la que todos somos tan generosamente egoístas, que nos dejamos llevar por la corriente, intentado ser tendencia cuando tan solo somos producto de una farsa.

Divagaciones aparte, Adam Mckay, uno de los directores más buscados del momento (Succession, Vice, La gran apuesta) ha construido un largometraje quizá demasiado largo (sobran 20 minutos), que pese a su dinámica puesta en escena y guion, tiene alguna laguna intrascendente.

En definitiva una de las películas más entretenidas del momento en Netflix que no trascenderá en el tiempo y en el espacio pero que quizá te haga olvidarte de que El Covid-19 sigue (y perdón por la expresión pero es que tengo un mal día) jodiéndonos las navidades.

Tráiler de No mires arriba

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