Crítica de la temporada 5 de The Expanse
“Los grandes imperios solo pueden ser conquistados tomando grandes riesgos”
La frase, atribuida por Heródoto al gran emperador persa Jerjes, ilustra a la perfección el espíritu de The Expanse. Tras cinco temporadas en el aire (tres en SYFY y dos en Amazon Prime) la serie basada en la exitosa y multipremiada saga de novelas de James S.A. Corey (pseudónimo bajo el que publican los autores Daniel Abraham y Ty Franck) prosigue su camino hacia la infinidad del cosmos, adentrándose en nuevas historias y poniendo el foco en sus numerosos personajes.
Crítica de la temporada 5 de The Expanse
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Sin entrar en destripes innecesarios, diremos que la temporada comienza con la dispersión de la tripulación de la mítica nave Rocinante. Es momento de poner ciertos asuntos personales en orden, lo cual nos llevará a diferentes localizaciones: de Marte a la Tierra, pasando por la Luna, o la estación del cinturón de asteroides. Los puertas anulares siguen abiertas, propiciando la nueva y aventurada colonización espacial, aguardando peligros inimaginables… Sin olvidar la presencia de la Protomolécula y el desconocido poder que cobija.
La serie, que dio un salto visual desde su “salvación” por Amazon, imagina un mundo futuro sin estridencias, pegado a una evolución realista y con base científica. Sirviéndose de esa cuidada estética nos adentra en diversos escenarios y sus conflictos geopolíticos. Es una nueva era para la humanidad. La Tierra se ha quedado pequeña, en el sistema solar resuenan tambores de guerra y las puertas abiertas al infinito contienen más misterios que certezas.
El mayor peligro de esta temporada tiene nombre y apellido: Marco Inaros (Keon Alexander), el terrorista -o libertador, según se mire- cinturoniano que traerá la destrucción al sistema en esta nueva hornada de capítulos. Posiblemente el mejor villano de la serie hasta la fecha, el más puro al menos. Un auténtico megalómano, narcisista y agente del caos al que es fácil odiar.
Enfrente tendrá, como no puede ser de otra manera, a la tripulación de la Roci. Desde su ex novia Naomi Nagata (Dominique Tripper) al célebre James Holden (Steven Strait). Curioso caso el de éste último, un personaje de los que casi ya no quedan. En un panorama actual en el que predomina la figura del antihéroe en la ficción, resulta hasta fresca la presencia del bueno sin fisuras, el héroe moralmente irreprochable. Una suerte de Capitán América (sin súper fuerza, eso sí) del espacio exterior.
La temporada ahonda más que nunca en los conflictos internos de sus personajes (no solo de los tripulantes de la Roci, también de potentes secundarios como Avasarala o Camina Drummer), en los demonios del pasado y su madurez tras ser reconocidos como héroes. Quizá sea la más intensa a nivel emocional para ellos, pero eso no significa que se deje de lado el espectáculo.
De hecho, nunca hubo tanta devastación en The Expanse. Sigue habiendo un estupendo equilibrio entre el drama, la acción, los viajes de las numerosas naves estelares y sus vistosos combates.
A destacar también el paralelismo de la trama con las grandes guerras de la historia antigua. Trasladando conflictos y epopeyas muy propias de la antigua Persia o Grecia al espacio exterior.
Testimonio de ello queda en los títulos de algunos episodios como “Gaugamela” (uno de los mejores de este año y que nos recuerda a la mayor victoria de Alejandro Magno) o la Pella, nave de Inaros que debe su nombre a la ciudad macedónica en la que nació el propio Alejandro el grande.
No es ninguna novedad decir que The Expanse sigue siendo una de las mejores (o la mejor) series de ciencia-ficción de la actualidad. Un potente preparado de thriller futurista y drama humano, una space opera que llena los ojos y agarra con fuerza en los numerosos momentos de acción. Es su temporada más “terrenal”, con los conflictos personales en el centro del huracán, pero deja todo dispuesto para una temporada final que promete volver a lidiar con las desconocidas maravillas que aguarda el universo.
Soy Alfonso Gutiérrez Caro. Murciano. Trabajo como profesor de Historia. Soy escritor de novela negra y colaboro como bloguero en varios webs. Como diría Tommy Shelby: Puedes cambiar lo que haces, pero no lo que quieres.