Crudo (Grave y Raw en su versión francesa (original) e inglesa) nos cuenta la historia de Justine, una joven que empieza la universidad. Inevitablemente, con el comienzo de esta nueva etapa, vienen grandes cambios a su vida: la convivencia con muchos jóvenes en una residencia de estudiantes, la necesidad de encajar y de agradar a su hermana…y junto a todo esto, empieza a tener una serie de cambios que cambiarán su vida para siempre.
Cuando empecé a ver noticias sobre Crudo, lo primero que todo el mundo destacaba era lo controvertido que había sido su exhibición en diferentes festivales, en los cuales, se había alzado con varios premios, pero había provocado varios desmayos en las salas. Esto, venía a dejar claro un par de cosas: por un lado, la película tenía calidad. Por otra, habría que comprobar si realmente el filme era tan explícito como se anunciaba o si sólo sería una campaña de marketing.
Tras el visionado, puedo afirmar que la película tiene momentos incómodos. Sin embargo, la estrategia de Crudo se basa en la naturalidad. Si si, tal cual. Naturalidad. Y pondré un ejemplo muy sencillo.
Durante una escena de la película, podemos ver de manera explícita como la hermana de la protagonista, durante unas prácticas de clase, mantiene el brazo dentro del ano de un animal, para instantes después retirarlo, junto a excrementos. O por citar otro ejemplo, podemos ver casi en primer plano como una chica le lame el ojo a un joven, en una práctica sexual que se le conoce como Oculolinctus, mediante la cual buscan placer al rozar o ser rozados por una lengua en el globo ocular. De primeras, pueden parecer escenas terriblemente gratuitas para sacar una mueca en el espectador, pero veamos como actuaría otra película famosa en este sentido.
Tomemos como referencia cualquier escena de alguna prueba de Saw (James Wan, 2004). En ella, tenemos un acercamiento, en la cual se nos muestra desde diferentes puntos y planos la amenaza. Se produce la explicación de toda la historia, y posteriormente se produce el momento gore en si. Es decir, en el peor de los casos, el espectador ha tenido, como mínimo, un minuto para prepararse para el momento cumbre de la escena. Mucho artificio para un momento que debe de impresionar y acongojar al espectador.
Personalmente, creo que es uno de los grandes aciertos de esta película francesa. Con esto, no intento decir que uno de los planteamientos sea mejor que el otro, sino que a esta película le viene muy bien que no haya artificios de por medio. Si Julia Ducournau hubiese añadido mas teatralidad, creo que Crudo como producto final habría tenido menos calidad.
Resulta reseñable el descenso a la los infiernos, por así decirlo, que sufre la protagonista. Durante algunos instantes, la película recurre a metáforas para enseñarnos el estado mental de la protagonista. Y resulta muy esclarecedor una particularmente, en la que todo se nos muestra me recordó en gran medida a cualquier escena de exorcismo, algo que hace que el espectador se de cuenta de que la dulce joven que se nos presentaba durante los primeros minutos del filme ha desaparecido, y su lugar los ocupa ahora esa persona, radicalmente diferente.
Mención aparte merecen tanto la fotografía como la actuación de la protagonista, Garance Marillier, que resulta muy creíble y natural, teniendo en cuenta que a lo largo de la película interpreta 2 registros totalmente opuestos.
Sin embargo, no todo me pareció bien. Por un lado, a lo largo de la historia hay varios momentos que rompen con la tensión de la película, y buscan más bien la carcajada o como mínimo la sonrisa en el espectador. Entiendo que esto se hace para, de alguna forma, rebajar un poco la tensión y que el espectador pueda liberarse un poco. Esto hace que la película adquiera ritmo y movimiento, en la mayor parte de las veces, no supone un problema en absoluto. Sin embargo, creo que en este caso, recurre a este recurso demasiadas veces. La otra parte con la cual tengo problemas es con los últimos compases del film, y en especial, con su ultima escena.
Antes de nada, aquí no se va a realizar ningún tipo de spoiler, de modo que hablaré de todo lo referente a este tema con sumo cuidado.
A la hora de hacer cine, hay una máxima que dice «No lo cuentes, enséñalo». De esta forma, es muchísimo mejor enseñar cómo es un personaje a través de sus actos, pertenencias y forma de actuar que el hacer un diálogo de varios minutos en el que se nos cuenta todo lo que debemos saber sobre el.
Durante toda la película, Crudo sigue a pies juntillas esta ley no escrita, cosa que me parece fabulosa. Pero teniendo en cuenta que toma prestados algunos elementos del género de terror, yo habría adoptado otra máxima que se aplica a este género. «la mente, nuestra imaginación, es mucho mas poderosa que todas las imágenes que podamos mostrarle». Es por ello que creo, a nivel personal, que no era necesario explicarlo todo, sino que no hubiese estado de más que hubieran dejado alguna incógnita en el aire. Todo esto, repito, a nivel personal, ya que entiendo perfectamente que tanto el guión como la directora quisieran cerrar las incógnitas y tramas que se abren a los largo de los 98 minutos de metraje.
Creo que, volviendo de nuevo al comienzo de este artículo, la campaña que se realizó anunciando a bombo y platillo que esta película traía tras de si cierta polémica por el tema de los desmayos no hace justicia. Crudo no es una película que busque escandalizar a su público, ni mucho menos, sino que nos muestra un viaje físico y emocional. Vemos como la protagonista tiene una evolución clara a lo largo de la obra, mientras va reaccionando a los acontecimiento que se le presentan.
¿Considero que Crudo es una buena película? Si ¿La recomiendo a todo el mundo? Es cierto que la película busca darle un tono naturalista a los momentos más «gore», pero si es verdad que algunas partes podrían hacer a mas de uno dejar de mirar la pantalla en más de una ocasión. Es por ello que, si se quiere ver Crudo, hay que saber que estos momentos están plasmados.
Soy Cristóbal Terrer director y redactor principal de Seriemaniac. Estoy licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Apasionado de la fotografía. También he publicado novelas de ficción y un ensayo sobre series de tv. Presento el podcast Seriemaniac y AfterDark sobre cine.
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