¿Es Gravity de Alfonso Cuarón una obra maestra?
Ayer tuve la suerte de ver Gravity en 3D y al salir del cine sólo sobrevolaba una pregunta sobre mi cabeza ¿Es Gravity una de las mejores películas de las últimas décadas? La respuesta, evidente, apareció como si nada: Sí.
El ecléctico director mexicano Alfonso Cuarón (Y tu mamá también, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Hijos de los hombres) reúne en una película espectacular todos sus miedos y sus pasiones, los que siempre han caracterizado a su cine. El toque oscuro y pausado de la mejor cinta de Harry Potter (Prisionero de Azkaban) y la trama futurista de Hijos de los Hombres, aunque ahora sí, con una propuesta más serie y elegante, junto con el buen hacer independiente y arriesgado de la genial Y tu mamá también.
Desde la primera escena el espectador sabe que está ante una obra de arte, que recuerda las mejores escenas de 2001:Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick) y también sabe que está ante una película diferente, que lo va a sumergir de lleno en una sensación de angustia como nunca ha ocurrido en la historia del cine, lo que más oirás en el patio de butacas es «Parece que estás allí de verdad».
Imprescindible visionar Gravity en 3D, porque por fin, estamos ante un auténtico 3D que traslada al espectador al espacio exterior y lo hace sentirse como un auténtico astronauta, ver Gravity es aparte del evidente viaje iniciático de la protagonista (una inconmensurable Sandra Bullock) un viaje hiperrealista por el Espacio, por las estrellas, una sensación única que no siempre podemos experimentar como espectadores y que no tendrá tanta trascendencia en el formato DVD o Blue-Ray.
Prueba de ello es que la productora, en un alarde de valentía y originalidad, ha reducido el precio de las entradas del formato en tres dimensiones en gran medida, para animar a que todo el mundo decida optar por la opción 3D.
Pero ¿Es Gravity una obra maestra del cine? Sin duda, de nuevo, la respuesta es sí.
Gravity plantea una reflexión sobre la vida y la muerte, sobre la profunda levedad del ser humano y sobre nuestros miedos más primarios. Y lo hace desde la genialidad de contar sólo con dos protagonistas (George Clooney y Sandra Bullock son los únicos actores de la película junto con Ed Harris que ejerce de voz en off en la versión original, como controlador desde la base de Houston) y el convidado especial que es el espacio exterior, siempre presente y con una mirada abrumadora cuya inmensidad angustia al espectador. Película no apta para cardiacos o personas que sufran del corazón.
Lo que Cuarón empezó a crear a partir de un guión genial, aderezado por una puesta en escena discreta y humilde, terminó por convertirse en toda una superproducción filmada en un real 3D, en el que los espectadores incluso cerrarán los ojos y apartarán la cabeza durante las constantes lluvias de meteoritos y residuos espaciales, la amenaza latente durante todo el film.
Impresionantes las escenas rodadas con cámara subjetiva (al más puro estilo videojuego), donde los espectadores comprueban como sin darse cuenta se están retorciendo en la butaca, moviendo los pies o las manos, en un intento fútil de ayudar a los protagonistas.
Los escasos diálogos son perfectos y añaden esa ingrediente que hace que la película trascienda su condición de superproducción espacial de ciencia ficción, para colarse en el olimpo de las grandes obras maestras del cine. Sabe arrancar Alfonso Cuarón la sensibilidad y la emotividad de los espectadores con unas reflexiones sobre la vida, a través de los «fantasmas» a veces literales de Sandra Bullock. La cual sufre un viaje iniciático que la lleva a plantearse el sentido de la vida, volviendo a nacer como una nueva persona (mostrado casi de forma literal con la genial escena en la que la Bullock gira sobre si misma, en gravedad cero, en posición fetal).
Como en muchas grandes películas, se rescata a un actor -actriz en este caso- que andaba perdido y que nunca había tenido la oportunidad de demostrar su talento con un gran papel. En la nueva película de Sandra Bullock, al igual que a su alter ego Ryan Stone (nótese el juego de palabras del apellido Stone que significa piedra o roca) se le brinda una segunda oportunidad en la vida, algo que no ocurre con la suficiente frecuencia, para poder demostrar lo maravillosa actriz que es y que bien sientan unos meses de preparación en el gimnasio para modelar un cuerpo (ya entrado en añitos) a la perfección.
Como también ocurre en las grandes películas en las que se usan elementos digitales (son pocas las que lo consiguen, pero las hay) los efectos especiales son un elemento al servicio de la trama y de la idea fundamental que subyace en el film, no son un subterfugio teatral para desviar la atención del espectador de un fallo de guión, sino que son un elemento intrínseco de la historia, Gravity no sería lo mismo si esa historia hubiera ocurrido en otro escenario, es el Espacio exterior y las estrellas lo que crean un ambiente mágico, ya que es desde que el mundo es mundo, es algo que siempre nos ha dejado atónitos y maravillados.
La película es de ese tipo que te gusta más cuanto más horas pasan desde que la viste, te cala y algo de ella ha quedado en ti, empieza a preocuparte por las cosas verdaderamente importantes de la vida, de la gente que te rodea, que te quiere, no pierdas el tiempo ni te enfades por cosas tan absurdas, como donde has colocado aquel zapato que has perdido, y llevas como loco buscando.
¿Quién no ha mirado alguna vez a las estrellas y se ha planteado su vida? ¿Quién soy, qué hago con mi vida, hacia donde vamos?
Gravity Tráiler
Soy Cristóbal Terrer director y redactor principal de Seriemaniac. Estoy licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Apasionado de la fotografía. También he publicado novelas de ficción y un ensayo sobre series de tv. Presento el podcast Seriemaniac y AfterDark sobre cine.
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