Analizamos la segunda temporada de Under the Dome
¿Podría ser Under the Dome una de las mejores series del momento? Esta pregunta flota en el aire a cada episodio que veo de esta serie basada en la novela homónima de Stephen King, pero la reflexión me lleva a otro lado y la respuesta parece evidente. Con este equipo creativo desde luego que no.
Porque Under the Dome es una serie entretenida, palomitera, de esas que puedes ver mientras cenas, chateas o piensas en las musarañas. Poco más. La historia es increíble y muy atractiva. ¡Qué gran serie tendríamos si el proyecto hubiera caído en otras manos! Pienso en Damon Lindelof (Perdidos, The Leftovers) y me dan escalofríos de pensar lo que hubiéramos podido tener.
Al contrario que en las grandes series (Breaking Bad, The Killing, The Leftovers, True Detective por citar algunas) la trama está al servicio de toda la serie (del guión, de la narrativa, del enfoque, de la producción) y oprime en esa cúpula toda la capacidad creativa que podría desarrollar.
Por contra, nos encontramos con un producto a medio hacer, dónde las prisas y los sinsentidos marcan el ritmo. Personajes planos y vacíos, historias absurdas, y un quiero y no puedo constante que desubica al espectador en cada episodio. Las tramas de los personajes se enmarañan durante cada episodio hasta llegar al absurdo. Lo mismo a un personaje se le muere la madre, se besa con otra chica de la que aparentemente no estaba enamorado y acaba en la cárcel… por decir algo ¡Qué disparate!
Los actores, se sienten atrapados también por un guión que los encorseta y no deja dar lo mejor de ellos. No es que lo hagan mal, confío en el casting pero es que la serie no da para muchas alegrías interpretativas, el Emmy tendrá que esperar. Hasta el brillante Dean Norris (El tío Hank de Breakin Bad) que interpreta al malvado Big Jim, cacique por antonomasia, parece desdibujado y fuera de lugar. Un día es malo, al otro es bueno. Un día quiere matar a Barbie al otro es intimo amigo. O en un momento los cuatro extras que siempre salen como habitantes de Chester’s Mill lo adoran y al segundo lo repudian, para terminar volviéndolo a idolatrar ¡Y todo eso en menos de cuarenta minutos! Lo que yo os diga… de locos.
Es una pena, y una sensación de desasosiego me persigue cada vez que pongo un episodio, porque la serie es entretenida (le daré eso, I give you that) pero es una pena que se haya desaprovechado de esa forma. A cada escena en que la cúpula es protagonista, mi mente vuela hacia la escotilla de la isla de Perdidos. Son muchos los paralelismos: elementos mágicos, ciencia ficción, muertos que aparecen, huevos mágicos, entrar y salir de la cúpula, pasadizos misteriosos…
Le falta pausa y reflexión. Ahondar en unos personajes que podrían ser geniales y que dan mucho juego (salvo los niños cuyas actuaciones son para caerse del sillón). A mi me interesan sus motivaciones, su pasado y sus temores, sus miedos y los tormentos que les persiguen. En ningún caso hay sensación de claustrofobia, ni tiempo para el duelo ante la pérdida de seres queridos. Allí están… como si no les pasara nada.
¿Será que en cada serie busco desconsolado recuerdos olvidados de Perdidos? ¿Encontraremos a alguien que sepa aunar en una misma serie entretenimiento y calidad? Quizá ahora mismo sólo Damon Lindelof pueda hacerlo, al igual que en cine lo hace Christopher Nolan (Origen, Batman: El caballero oscuro).
Al César lo que es del César, con la multitud de estrenos y series que tenemos hoy en día, hay que alabar que un seriemaníaco como yo haya permanecido fiel a la serie durante dos temporadas, y esté expectante para conocer como continúa tras el final de la segunda temporada. Quizá el error esté en mí, pidiendo escotillas a la cúpula…
Lo mejor: Es entretenida 100%
Lo peor: El guión y los giros incomprensiles
Soy Cristóbal Terrer director y redactor principal de Seriemaniac. Estoy licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Apasionado de la fotografía. También he publicado novelas de ficción y un ensayo sobre series de tv. Presento el podcast Seriemaniac y AfterDark sobre cine.
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