¿Habrá segunda temporada de Shogun? Explicamos el final de la serie Shogun
Shogun ha concluido confirmando las altísimas expectativas que había con esta serie, incluso antes de que se produjera su estreno en febrero de 2024. Mucha controversia ha despertado el último episodio de Shogun, por eso, aquí hacemos nuestro habitual análisis en el que realizamos una pormenorizada explicación del final de Shogun.
Muchos espectadores se han quedado con ganas de más, creyendo que la serie continuará las tramas con una segunda temporada que a día de hoy parece muy improbable que se desarrolle.
En los mentideros catódicos se habla de final abierto, pero lo cierto es que todas las tramas quedan bien cerradas y la serie nos ha regalado un episodio tan formidable como sorprendente.
En realidad, todo se encuentra muy bien explicado y verbalizado de forma expresa en la escena final junto al acantilado, por lo que no hace falta esperar una hipotética segunda temporada para entender la serie.
La clave la encontramos en la sorprendente escena final en la que el protagonista, el estratega Toronaga va a asistir en la muerte (seppuku) al que hasta ahora había sido su aliado, Kashigi Yabushige, al que finalmente decapita junto a un acantilado.
Antes de morir, Kashigi exhorta a Toronaga la revelación de todos sus planes, pues arde en deseos de conocer su estrategia antes de morir, al fin y al cabo sus secretos se irán con él a la tumba.
Toronaga explica como el pirata inglés, el anji, siempre fue un peón en sus planes maquiavélicos, un mero entretenimiento («al que le hacía reir») para conseguir un objetivo mayor: ser el líder absoluto del shogunato.
No solo John Blackthorne es una pieza en el tablero de ajedrez que plantea Toronaga, también la intérprete Mariko, la cual finalmente sacrifica su vida condicionada por el discurso elocuente de Toronaga.
Para entendernos: Toronaga siempre mantiene durante la serie que su único propósito es la paz del reino, que nunca había pretendido gobernar, pero en el último episodio descubrimos que era solo una máscara.
Sus verdaderas aspiraciones son conseguir el poder a toda costa, incluso si para ello tiene que sacrificar a muchos de sus seres queridos: Mariko, su hijo o su viejo amigo que se sacrifica delante de él, arrancándose las tripas (a través del rito seppuku).
De hecho, el tráiler nos estaba dando muchas pistas sin saberlo sobre el inesperado giro final del episodio 10 (A Dream of a Dream). En el se menciona una frase reveladora:
«Algunos conspiran a cara descubierta, otros, en cambio, lo hacen detrás de una máscara»
Toronaga es el que conspira detrás de una máscara de bondad, pero finalmente descubrimos que el fin justifica los medios. Sus objetivos pueden ser entendibles, incluso bondadosos, no lo son tanto sus métodos.
Así pues, consigue convencer a Mariko para que con su personalidad diplomática —y movida por su irremediable sentido del honor y el deber— provoque una crisis política en Osaka, quedando en evidencia que Ishido (el evidente villano que controlaba al consejo de regentes) mantenía como rehenes a varios miembros de las familias más importantes de Japón.
Esto provocará, según relata en el acantilado Toronaga, que las familias le vuelvan la espalda a Ishido, el cual se quedará solo antes incluso de comenzar la batalla de Sekigahara, la cual nunca terminaremos de ver en la serie salvo en el relato de Toronaga.
Además, con el sacrificio de Mariko, Toronaga consigue que Ochiba (la madre del pequeño regente de cinco años) se harte de los planes de Ishido y retire su apoyo y el de todo el ejército regente, el más poderoso de Japón.
Ochiba: «Se acabó el tiempo de la política».
Ochiba no supera la muerte de su amiga de la infancia, por lo que entendemos que el sacrificio de Mariko era parte fundamental del plan.
Así pues, siempre nos quedaremos con las ganas de ver la gran guerra de Sekigahara, solo vemos unos leves retazos en los que los ejércitos dejan completamente solo a Ishido. La inteligencia de Toronaga está fuera de todo duda, consiguiendo finalmente sus planes: gobernar Japón incluso sin la necesidad de combatir en una guerra.
Todo el relato que hace Toronaga en el acantilado antes de decapitar al traidor Kashigi es cierto. Se verbaliza en su sorprendente discurso final, por lo que no hace falta que se produzca una segunda temporada, pues ya sabemos lo que pasa.
Lo único que parece un pasaje irreal son las escenas en las que vemos a un anciano y decrépito John postrado en una cama, recordando el pasado y aferrado al colgante que le había regalado su amor: Mariko. Estas escenas que vemos en el último episodio pueden ser más bien algo onírico o irreal, un futuro alternativo, pues en una escena del último episodio vemos como John arroja el colgante al mar, por lo que es imposible que lo siga conservando cuando es un viejo.
De hecho, según el plan de Toronaga, el inglés parece estar en cierto modo condenado a no abandonar Japón jamás, pues Toronaga siempre encuentra una forma de mantenerlo a su lado: primero le hunde el barco, luego lo anima a que lo reconstruya, para después motivarlo con la construcción de una futura flota que hará aún más invencible a Toronaga.
Lo que se pone de manifiesto es la complejidad de unos personajes muy bien desarrollados en la serie, con un giro final que nos ha dejado a todos atónitos y sorprendidos. Desde luego, Ishido ha sido uno de los villanos de la serie, especialmente por sus malas artes, su corrupción y por conspirar contra el consejo y el shogunato.
Pero, Toronaga, al que todos teníamos por bueno, nos muestra una cara oculta desconocida, que lo sitúa finalmente más cerca de los villanos que de los «buenos» de la serie.
Por eso el final es tan sorprendente como impactante. Más allá de giros inesperados o comportamientos poco creíbles (como pasó con el precipitado desenlace Juego de tronos) Toronaga solo muestra sus cartas ante el moribundo que va a decapitar y, de paso, ante la audiencia. Toronaga se permite un único momento de respiro, de quitarse la máscara que ninguno habíamos identificado previamente.
Explicación oficial de Shogun según los creadores de la serie
Si quedan dudas de esta interpretación, los propios creadores de la serie Justin Marks (Counterpart, Top Gun Maverick) y su esposa Rachel Kondo han declarado que han sido muy fieles al final del libro en el que se basa la serie (Shogun, James Clavell. 1975). Les impactó tanto el final de la novela que no han querido cambiar nada.
«Llevamos la historia hasta el final del libro y pusimos un punto al final de esa frase. Nos encanta cómo termina el libro; fue una de las razones por las que ambos sabíamos que queríamos hacerlo, y terminamos exactamente en el lugar que queríamos».
Además, siempre han dicho que la producción se concibió como una miniserie limitada de 10 episodios y que no harán una segunda temporada. Aunque no sería la primera vez que una miniserie se amplía más allá de los planes prestablecidos después de conseguir un gran éxito.
«Nos ha ocurrido esto en el pasado con series como esta, donde construyes una fábrica completa que sólo produce 10 coches y después cierra el taller. Uno de nuestros productores escribió un manual de instrucciones de casi 900 páginas sobre cómo hacer esta serie, casi tan largo como el libro de Shogun en sí. Todo este conocimiento sobre la infraestructura se incluye en él».
Los showrunners Marks y Kondo ya avisaron que Shogun no era comparable a Juego de tronos. Aquí no encontraremos grandes batallas épicas grabadas con cientos de extras. Ni grandes peleas protagonizadas por samuráis o ronins —salvo alguna incursión clandestina de algún shinobi—. No. Según los creadores, la serie se parece más a Succession por el intrincado sistema de alianzas y traiciones.
El final de la serie Shogun será recordado durante muchos años, encumbrando a la serie como una obra maestra.
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Tráiler de la serie Shogun
Soy Cristóbal Terrer y estoy licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Actualmente trabajo como profesor de marketing y en mi tiempo libre escribo novelas de ficción. Además, presento un podcast sobre cine y realizo fotografías artísticas.