La industria cinematográfica argentina es una de las más relevantes de América Latina. Luego de la industria mexicana, a lo largo del siglo XX, Argentina se ha transformado en un faro del campo audiovisual. No sólo es una fuente inagotable de grandes películas, sino que también es una referente en la formación de grandes profesionales.

Adolfo Aristarain, Leopoldo Torre Nilsson, Carlos Hugo Christensen, Leonardo Favio, Hugo del Carril o Lucrecia Martel son algunos nombres ilustres dentro del campo de la dirección cinematográfica.

A pesar de su evidente maestría en la puesta en escena, sorprendentemente ninguno de ellos ha logrado establecerse en Hollywood. En los últimos cuarenta años, algunos directores como Luis Puenzo, Damián Szifron o Juan José Campanella han filmado con más o menos éxito en Estados Unidos, aunque, sin embargo, ninguno tuvo continuidad.

 

Recorrido por su filmografía

Sin embargo, en la década del ’50 existió un director argentino que es poco conocido en su país pero que logró establecerse en Hollywood y filmar grandes películas. Estamos hablando de Hugo Fregonese. Este director, hijo de italianos, pero nacido en la provincia de Mendoza en 1908, desarrolló gran parte de su carrera en la industria más importante del mundo.

Luego de filmar en Argentina películas como Pampa Barbara (1945, codirigida con Lucas Demare), Donde mueren las palabras (1946), De hombre a hombre (1949) y Apenas un delincuente (1949), Fregonese se trasladó a Los Ángeles, donde fue contratado por la Universal y posteriormente por Warner Bros, Columbia Pictures y 20th Century Fox. Este vínculo con la meca del cine no fue casual, ya que entre 1935 y 1944, luego de que Fregonese asistió a la Universidad de Columbia, fue contratado por los estudios como asesor de la productora en películas que abordaban temáticas relacionadas con América Latina.

A lo largo de los años que permaneció en Hollywood, Fregonese trabajó con grandes estrellas como Gary Cooper, Edward G. Robinson, James Mason, Barbara Stanwyck, Anthony Quinn y Jack Palance y abordó principalmente tres géneros: el western, el drama y el policial negro.

Lo notable de su estilo es que en cada una de ellas logró salirse de los moldes y brindar una mirada novedosa sobre los géneros. Lejos de asimilarse a la cultura norteamericana o anglosajona, Fregonese estableció en cada una de sus películas que su punto de vista era diferente. Esto puede observarse en el desarrollo de la psicología de los personajes y en la particular mirada que tiene sobre sus conflictos. Los críticos de la época lo definieron como “un rebelde destructor de mentes”.

Recuerda que puedes leer artículos como este en nuestra sección: Curiosidades de cine y series.

Hugo Fregonese director

Para observar ello, a continuación, analizaremos cinco de las mejores películas de este director:

  • Apache Drums

Su primera película en Hollywood fue One Way Street (Murallas de silencio, 1950), film noir protagonizado por James Mason y la que lo llevó al éxito fue Mark of the Renegade (La marca del renegado, 1951), una película de aventuras. Sin embargo, su primera obra de gran valor fue Apache Drums (Tambores apaches, 1951), un western producido por el gran Val Newton.

Fregonese y Lewton hacen un western de clase B de encierro, conciso e inolvidable. Al igual que en las clásicas películas que había producido Lewton con Tourneur, nada está dicho de manera explícita. Por el contrario, son las luces, las sombras y las insinuaciones los elementos que se utilizan para despertar diferentes reacciones en el espectador. La respuesta de los personajes frente al paisaje genera la sensación de que los apaches tienen un componente sobrenatural, otro de los elementos claves de la filmografía de Lewton.

Es interesante también analizar el tratamiento del sonido en las películas de Fregonese. El sonido es otro elemento que se utiliza para inspirar el terror. De manera similar a lo que realizaría posteriormente en Blowing Wild (Viento salvaje, 1953), donde la bomba que extrae petróleo tiene una presencia importante, el sonido ocupa un lugar central y afecta la psicología de los personajes. En este caso, el sonido principal son los tambores que dan título a este film.

Hay también un elemento fordiano en Apache Drums que es interesante recalcar. Por una parte, el inicio te transporta inevitablemente al comienzo de The Searchers (se realizaría 5 años después). Por otra parte, Sam Leeds (Stephen McNally), el reverendo Griffin (Arthur Shields) y el teniente Glidden (James Griffith) tienen características que anticipan a personajes míticos de Ford como el Marshal Guthrie McCabe (Two Rode Together, 1961), Ethan Edwards (The Searchers, 1956) y el Captain Kirby York (Fort Apache, 1948) respectivamente. Si bien admiraba a Orson Welles y a Nicholas Ray, Fregonese había trabajado con Ford como su asesor en los años ´30.

Por último, otro aspecto interesante para resaltar es la voz en off del comienzo. De manera pocas veces vista, la voz en off la ejerce un personaje que no tiene rostro en la película pero que es parte del conflicto. En este caso, Fregonese y Lewton le dan la voz a Victorio, el líder apache, un personaje que nunca habla durante la película y que sólo se ve desde lejos pero que ejerce una influencia vital entre su pueblo. Esta voz misteriosa cuenta, desde su perspectiva, las razones que los llevan a pelear contra los norteamericanos, lo cual puede incluso interpretarse como una justificación de los actos que se mostrarán en la película.

Pero a su vez, esta utilización de la voz en off genera una sensación de amenaza sobre los habitantes del pueblo que sólo percibe el espectador. Mientras que los apaches están dispuestos a atacar, en el pueblo siguen haciendo su vida cotidiana, una forma de introducir la problemática de la película similar a la que utilizan Don Siegel y Walter Wanger en The Invasion of the Body Snatcher (La invasión de los usurpadores de cuerpos, 1956).

  • Man in the Attic

Basada en la novela The Lodger, publicada en 1913 y escrita por Marie Belloc Lowndes, en Man in the Attic (El hombre del ático, 1953), Fregonese aborda los asesinatos de Jack el destripador y plantea una resolución a ese misterio. En 1927, Alfred Hitchcock también había adoptado esta novela y en España se conoció bajo el título El enemigo de las rubias.

Uno de los aspectos más destacados de este film es, a nivel de la puesta en escena, su retrato sórdido de la noche de Londres en la época victoriana. Allí Fregonese construye los escenarios con pocos elementos como la luz, la oscuridad, el silencio, la niebla y los pequeños callejones empedrados. Lo notable es que, al igual que otras películas de clase B, con pocos elementos construye un ambiente bastante creíble. En esta película nocturna, la noche es algo misterioso, fuera de control y un espacio para el desarrollo de actos más oscuros.

En cuanto al guion, escrito por Barré Lyndon y Robert Presnell, hay un notable estudio de la psicología de Slade. Si bien existe una resolución psicoanalítica de los motivos que lo llevan a cometer esos asesinatos, lo más interesante es como el personaje de Jack Palance asume sus culpas. Slade entiende la dualidad que existe dentro de sí mismo (prestigioso investigador y asesino brutal) y justifica sus actos señalando que es un trabajo y que, textualmente, “cada uno tiene que vivir con sí mismo”. Otro punto a marcar es que, al igual que el personaje encarnado por Edward G. Robinson en The Woman in the Window (La mujer del cuadro, 1944) su personalidad lo hace auto incriminarse constantemente.

Otro aspecto interesante a observar es cómo Fregonese elige retratar a un misterioso asesino. Desde un primer momento se lo enfoca desde un plano contrapicado. Al igual que sucedía con los apaches en Apache Drums, muchas veces el asesino no sólo parece gigante corporalmente, sino que también tiene un aura mitológica. Dos escenas más se pueden citar que contribuyen a esta forma fantasmagórica de filmar a Slade: sus movimientos sigilosos que le permiten escapar de las escenas del crimen y su desaparición final en el agua.

  • Blowing Wild

En Blowing Wild (Viento salvaje, 1953), Fregonese hace una mezcla perfecta entre melodrama, western y aventuras. Quienes observen con atención, podrán encontrar similitudes con películas como Sorcerer (Carga maldita, 1977), There Will Be Blood (Petróleo sangriento, 2007) e incluso con The Treasure of the Sierra Madre (El tesoro de la Sierra Madre, 1948).

Para estudiar la dualidad constante que conforma la condición humana, Fregonese construye dos personajes contradictorios entre sí. Lo que la película enfrenta constantemente es el honor, la valentía y la ética del aventurero Jeff Dawson (Gary Cooper) versus la cobardía, la especulación y la brutalidad de Paco Conway (Anthony Quinn). La idea que subyace a todo el desarrollo es la transformación negativa que produce el dinero en las personas, sus actitudes y sus formas de vida.

Se puede observar claramente esta postura en la forma en que cada uno de ellos enfrenta a los bandidos para defender sus propiedades. Otra escena que define a la perfección la ambición desmedida del personaje de Quinn es aquel en el que Marina Conway (Barbara Stanwyck) señala el motivo por el cual la casa está emplazada en el lugar en el que está.

Dentro de los pocos personajes que aparecen, el de Stanwyck es uno de los más destacados. Es increíble como transmite su maldad y sus pasiones descontroladas a través de su rostro, su postura e incluso con su entonación de voz. No necesita de diálogos complejos para transmitir su desprecio hacia el personaje de Anthony Quinn.

Un último aspecto a destacar es la utilización del sonido. Por una parte, las canciones inundan constantemente la escena, lo cual resulta novedoso. Por el otro, el sonido de la bomba que extrae el petróleo gana espacio sostenidamente hasta que se puede entender que afecta a la psiquis de los personajes.

  • The Raid

No existen muchas en el Hollywood clásico, pero que género interesante son las películas ambientadas en la guerra civil norteamericana. The Raid (La redada, 1954) es una de ellas y logra atraparte a lo largo de sus 79 minutos. Fue producida por la 20th Century Fox, cuenta con el guion de Sydney Boehm y Francis M. Cockrell y con la dirección de fotografía del destacado Lucien Ballard.

Al igual que en sus películas anteriores, Fregonese hace un estudio preciso sobre la psicología de las personas que son atravesadas por la guerra. Salvo por el escape del comienzo y el ataque del final (excelente final abierto), lo que predomina no son las escenas bélicas, sino que ofrece una mirada de las relaciones cambiantes que se establecen entre tres personajes: el mayor Benton (un excelente Van Heflin), el capitán Foster (superlativo Richard Boone) y Katy Bishop (Anne Bancroft).

A diferencia de otras películas que se desarrollan en un contexto bélico, The Raid no habla de buenos y malos, sino que señala las consecuencias nefastas que tiene la guerra en las personas. Desde la perspectiva de la película, la guerra produce la multiplicación de sentimientos como el odio, la amoralidad y la sed de venganza. Fregonese ofrece una mirada pesimista en esta obra y el mensaje subyacente que se puede decodificar es que el odio ciega y ni el mayor gesto de amor puede cambiar los hechos.

  • Seven Thunders

Seven Thunders (Siete truenos, 1957) es una de las películas menos conocidas de Fregonese pero quizás una de las mejores. En esta obra, con un magnífico guion de John V. Baines, Fregonese aborda una temática siempre compleja: la guerra y la vida cotidiana en el contexto de una ocupación extranjera.

En Seven Thunders, Fregonese opta por analizar la ocupación alemana de Francia y sitúa a los personajes principales en uno de los barrios más pobres de Marsella. Allí se enconden dos soldados británicos (Stephen Boyd y Tony Wright) que se escaparon de un campo de prisioneros alemán.

Al igual que en otras películas de este director, la complejidad psicológica de los personajes es notable y el retrato que hace de los que habitan el barrio no se aleja de esa habitual mirada ambigua. Es por eso que no se reflejan historias de héroes que buscan combatir a las fuerzas de ocupación. Por el contrario, son personajes que intentan sobrevivir como pueden y enfrentar a la pobreza y la guerra con los pocos recursos que poseen.

Sin embargo, tampoco es una postura indulgente la del director. En ese contexto de desorden y ocupación, Fregonese muestra que también hubo personas que lejos de sentirse afectadas por la ocupación, aprovecharon el momento para lucrar con la desesperación de sus propios vecinos. En este apartado, los personajes encarnados con maestría por James Robertson Justice y por Eugene Deckers se destacan por sobre el resto.

Al igual que sucedió con el western, Fregonese toma el género bélico y le da una vuelta de tuerca para brindar una mirada totalmente diferente de la guerra. Una película poco conocida pero que es puro cine.

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