Hablar de cine clásico es hablar inevitablemente de John Ford y sus películas. Este legendario director no solo marcó un antes y un después en el género del western, sino que dejó una huella imborrable en la historia del séptimo arte con su estilo inconfundible, sus paisajes imponentes y su manera única de contar historias humanas. Si aún no te has sumergido en su filmografía o quieres redescubrirla, te traigo una selección muy personal de cinco películas imprescindibles que definen lo mejor de su talento. Porque sí, Ford es mucho más que vaqueros y caballos: es poesía visual en cada plano.
Mejores películas de John Ford poco conocidas que merecen ser destacadas
Si hablamos de autores en la era del Hollywood clásico, indefectiblemente uno de los primeros nombres que se nos vienen a la mente es el de John Ford. El pasado 1 de enero, el mítico director, de ascendencia irlandesa pero nacido en Maine, hubiese cumplido 131 años. Hoy queremos rendirle homenaje con estas 5 mejores películas de John Ford que no te puedes perder pese a que no son las más conocidas.
Si bien ya han pasado más de 50 años de su fallecimiento, su nombre se ha transformado en una leyenda y obras imprescindibles de su autoría como Centauros del desierto, El hombre que mató a Liberty Valance, La Diligencia, El hombre tranquilo, ¡Qué verde era mi valle! y Las uvas de la ira continúan siendo influyentes en la formación cinematográfica de espectadores, críticos y directores.
«Soy John Ford y hago westerns».
«Soy John Ford y hago westerns». De esa manera, el huraño director y guionista se presentó frente a sus colegas en la Liga de Directores cuando el ultraconservador Cecil B. Demille quería expulsar a Joseph L. Mankiewicz en plena época de caza de brujas.
John Ford negaba constantemente su condición de autor, rehusaba a analizar los detalles artísticos o ideológicos de su obra e incluso negaba cualquier complejidad. De hecho, cuando entrevistadores le preguntaban sobre las motivaciones que lo habían llevado a optar por el western como su ámbito predilecto, su respuesta siempre era que le gustaban las largas jornadas en exteriores que este género demandaba.
Otras veces, respondía que las películas que hacía sólo representaban un encargo de la compañía que lo tenía contratado.
El legado de John Ford
Sin embargo, como decía anteriormente, su huella autoral está presente en cada una de sus obras que, por supuesto, no sólo se enmarcan en el ámbito de las películas del oeste. Tanto en sus películas del período mudo como en las de la época sonora y en sus documentales de guerra, cada frame nos recuerda que es una película de Ford.
Esto no es sólo por las temáticas que aborda, sino por el acercamiento realista y detallista a lo más profundo de la condición humana. En cada una de sus películas, Ford explora al ser humano expuesto a situaciones complejas y se adentra en sus sentimientos y contradicciones como pocos directores se han animado. Los personajes de Ford son humanos, de carne y hueso y el interés que generan radica justamente en esa condición: tienen cuerpo y alma y todo lo que ello conlleva.
Pero hay algo que tampoco podemos olvidar y es que Ford es el gran constructor de la historia norteamericana. En sus películas, analizó las diferentes etapas de desarrollo y crisis de Estados Unidos y, a través de diferentes géneros como el western, el bélico o el drama social le puso cuerpo a los héroes olvidados que enfrentaron las dificultades del entorno y fueron el motor del desarrollo de la nación.
Para alguien que no nació en ese país pero que admira las películas de Ford, la violencia en el oeste la representa Ethan Edwards, el desarrollo civilizatorio a través de las leyes y el orden es sinónimo de Ransom Stoddard y, sin duda, el nunca bajar los brazos frente a la crisis y la desintegración social tiene el rostro de Ma Joad.
Para finalizar y para celebrar su nacimiento, seleccionamos cinco grandes películas de su filmografía que son poco reconocidas en la actualidad:
1. Peregrinos
La primera obra maestra de John Ford en el cine sonoro. Estrenada en 1933 y protagonizada por Henrietta Crosman y Heather Angel, Pilgrimage (Peregrinos) cuenta la historia de Hannah Jessop, una campesina del sur que decide enlistar a su hijo en la primera guerra mundial con el objetivo de separarlo de su novia.
Su hijo finalmente fallece en el conflicto y Hannah es enviada junto con otras madres a visitar las tumbas en Francia. En esta emocionante película, Ford brinda una mirada completamente distinta de las madres, un factor siempre presente a través de su filmografía. Pero también analiza aspectos como el orgullo y la necesidad del perdón.

2. Corazones indomables
En Drums Along the Mohawk (Corazones indomables), Ford brinda su mirada sobre el proceso de independencia de los Estados Unidos. En esta obra, estrenada en 1939, el mismo año de Young Mr. Lincoln (El joven Lincoln) y Stagecoach (La diligencia), cuenta la historia de una pareja conformada por Gil Martin (Henry Fonda), un campesino de frontera, y Lana Borst (Claudette Colbert), una joven de una familia acaudalada.
Luego de recibir ataques de las tropas británicas y sus socios indígenas, la pareja y otros campesinos forman una milicia con el objetivo de contribuir a la revolución. Lejos de idealizar, Ford nos señala que el proceso emancipatorio no es un evento pacífico, sino que está constituido por violencia, dolor y pérdida. Es también la primera película a color que rodaría Ford en su carrera.

3. El sol siempre brilla en Kentucky
Cuando en las entrevistas le consultaban a Ford sobre su película preferida de todas las que había filmado, él respondía The Sun Shines Bright (El sol siempre brilla en Kentucky).
En esta comedia dramática, Ford retoma el personaje del William Pittman Priest, quien anteriormente había sido personificado por Will Rogers en 1934 en la también dirigida por Ford, Judge Priest (El juez Priest).
En esta ocasión, el personaje es interpretado por Charles Winninger y narra las vicisitudes que debe enfrentar el juez y sus colegas durante su campaña de reelección. A través de esta pequeña y nostálgica película, que prosiguió al éxito de The Quiet Man (El hombre tranquilo). Ford realza el valor de la amistad y reivindica el coraje de los hombres que, frente a contextos complejos, deciden mantener sus convicciones.

4. El último hurra
En The Last Hurrah (El último hurra), Ford se detiene a analizar en profundidad la política de su país y las transformaciones que estaba atravesando en la década del ´50.
Estrenada en 1958 y protagonizada por el gran Spencer Tracy, El último hurra sigue la campaña de reelección de un viejo alcalde de un estado del este.
Claramente tiene algunos puntos de coincidencia con El sol siempre brilla en Kentucky, sin embargo, a diferencia de Priest, el caudillo Frank Skeffington debe enfrentar a un elemento nuevo que cambiará para siempre la propaganda política: la televisión. Un alegato de Ford sobre el poder, la política, las relaciones humanas, los medios de comunicación y, por qué no, sobre las contradicciones entre el cine y la televisión.

5. Siete mujeres
La última película de John Ford fue sobre un grupo de mujeres que valientemente enfrentan un régimen autoritario. En 7 Women (Siete mujeres), un grupo de pioneros anglosajones liderados por la Dr. Cartwright (Anne Bancroft) e instalados en la China rural de la década del ´30 debe enfrentar la violencia impuesta por Tunga Khan y su grupo invasor mongol.
Mientras los hombres son débiles, en esta película estrenada en 1966, son las mujeres las que, unidas, toman el poder para enfrentar la enfermedad y la violencia. El gran personaje interpretado por Bancroft rompe los parámetros de la mujer fordiana y es asimilable a las mujeres hawksianas, mujeres con iniciativa y con capacidad de liderazgo.
Su sacrificio final y la frase con la que se despide («So long, ya bastard») es fácilmente interpretable como la despedida del mismísimo Ford del cine. Si, John Ford, muchas veces señalado como machista y misógino, dio por finalizada su carrera cinematográfica a través de la voz de una mujer.
Puedes leer otros de mis artículos en: Juan Manuel González.

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