¿Cuáles son las mejores miniseries policíacas?
Siempre he sentido predilección por las series policíacas de toda época y tipología, teniendo especial interés por aquellas que tratan de macabros asesinatos y complicados detectives encargados de dar caza al monstruo de turno.
Si bien es cierto que se está hablando mucho de producciones españolas como La casa de papel o Fariña, realmente están lejos de producciones de fuera de nuestras fronteras, pero es cierto que las cosas comienzan a hacerse bien. Respecto a la serie Fariña, que muchos han comparado con una especie de Narcos a la española, últimamente es noticia por la noticia del libro que ha inspirado a Fariña, puedes leer más pulsando en el enlace.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, y dejando a un lado grandísimas producciones de los últimos años que de una forma u otra giran en torno a este tema: True detective, The Killing, Mindhunter, Twin Peaks: The return, etc, en los últimos tiempos han surgido un buen número de miniseries bastante interesantes que sacan a relucir el lado oscuro del ser humano y su perturbada mente, presentándonos unos cuantos personajes, investigadores y criminales, cuya existencia orbita entre la desesperación, el sufrimiento y la esperanza.
Para dar fe de que el policíaco no es un género seriéfilo exclusivamente norteamericano, vamos a viajar por el mundo para hablar de cuatro propuestas que vienen de cuatro lugares diferentes del globo: la británica River, la australiana Deep water, la noruega Zona fronteriza (Grenseland) y la francesa La Mantis. Todas disponibles actualmente a través de Netflix.

Empecemos fuerte por una serie tan sorprendente como adictiva: River, miniserie de seis episodios de la BBC protagonizada por un estelar Stellan Skarsgard. Con la elegancia y cuidada atmósfera de la que hacen gala las series británicas, River nos introduce en la mente de un inspector próximo a la jubilación que vive obsesionado por dar caza al asesino de su compañera.
Una serie en la que el componente psicológico cobra una especial dimensión dados los problemas mentales con los que debe lidiar el protagonista, lo cual deparará una dinámica en la investigación de lo más original y un buen puñado de momentazos en los que el actor sueco se luce. Y hasta aquí puedo leer. River es una de esas serie que, cuanto menos se sepa, más se disfruta.
Viajamos casi a las antípodas para descubrir que en Australia también se les da bien crear policiacos tensos y adictivos, con el plus del incomparable marco de las playas de Sidney como escenario de la investigación.
Deep water presenta un estimulante caso de un asesino en serie de homosexuales, conectándose a lo largo de los cuatro episodios que forman esta miniserie los hechos del presente con otros asesinatos de tintes homófobos ocurridos en el mismo lugar entre los años ochenta y noventa (hechos reales acaecidos en la ciudad australiana en los que se inspira la serie). A destacar la química de la dispar pareja protagonista, los detectives interpretados por Yael Stone y Noah Taylor, y la exótica localización.

De Noruega, una de las cunas del célebre nordic noir, nos ha llegado recientemente la primera serie de Netflix producida en aquellas heladas tierras: Zona fronteriza (Grenseland). La trama gira alrededor de dos hermanos policías: Lars, agente en un pequeño pueblo, y Nikolai, inspector de homicidios en Oslo, que se ven envueltos en una compleja red de secretos, mentiras y dilemas morales cuando el segundo ayuda a encubrir un asesinato realizado por el primero.
La serie noruega sobresale por su oscura atmósfera y bellos paisajes naturales, también por poseer un sólido reparto en el que despunta Tobias Santelmann (visto en la también estupenda Marcella). La ficción de Netflix destaca tanto por una lograda tensión como por su múltiple capacidad para sorprender gracias a un buen número de inesperados giros argumentales y un excelente uso del cliffhanger.
A pesar de cerrar la trama principal en los ocho episodios, Zona fronteriza deja la puerta abierta a una posible continuación, aún no confirmada, que haría las delicias del buen policíaco escandinavo.
Y terminamos en el país vecino, en la ciudad de París, con otra miniserie de seis episodios que se puede ver en Netflix: La Mantis. Una suerte de -salvando las distancias, que no son pocas- El silencio de los corderos a la francesa en la que la policía se enfrenta a un asesino en serie que copia los crímenes de una célebre asesina apodada la Mantis que lleva quince años entre rejas.
Para poder dar caza al nuevo asesino, al supuesto copycat, el comisario al frente del caso recurre a la Mantis para que le guíe en su investigación. De ritmo lento pero incesante, La Mantis conjuga una interesante trama que solo escapa de los convencionalismos del subgénero de asesinos en serie a través de algunos detalles y la inclusión de un personaje principal que no mencionaré por aquello de evitar spoilers. Peca de previsibilidad pero es efectiva y tiene un cumplidor reparto en el que destacan Carole Bouquet (la mismísima Mantis) y Manon Azem.
Soy Alfonso Gutiérrez Caro. Murciano. Trabajo como profesor de Historia. Soy escritor de novela negra y colaboro como bloguero en varios webs. Como diría Tommy Shelby: Puedes cambiar lo que haces, pero no lo que quieres.