Crítica de Castlevania temporada 4

Análisis sin spoilers de la temporada 4 de Castlevania

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Hace casi cuatro años, Netflix estrenó seis episodios de Castlevania, la adaptación en formato anime de uno de los más célebres videojuegos ochenteros que vieron la luz en la NES. Aquello apenas fue un tentempié con un par de buenas intenciones que se vio refrendado con una potente temporada 2. Esta daría las claves que se mantendrían y superarían más tarde en las gloriosas temporadas 3 y 4.

Así, de menos a más, Castlevania encontró tono y equilibrio entre unas tramas cada vez más filosóficas y existencialistas, acción gore desmadrada y chispazos épicos que elevaban el conjunto. Lo que parecía una clásica (y simple) historia de un cazavampiros que quiere darle matarile a Drácula, acaba convirtiéndose en un tratado sobre el bien el mal. La naturaleza humana y divina, las ansias de poder y la violencia como medio para conseguir un fin son algunos de los trascendentales temas que se tratan.

Crítica de Castlevania temporada 4

Como decía, a partir de la segunda temporada (y sobre todo en la tercera), vamos asistiendo al despegue de una trama con diversos frentes y multitud de personajes. Éstos, a cual más pintoresco, suelen encerrar un alma atormentada y un don que no saben (o no quieren) usar como es debido. Hay buenos y malos en Castlevania (Belmont, Sypha y Alucard serían los héroes puros), pero lo que más encontramos son personajes grises y ambiguos. Isaac, Héctor, Lenore, Saint Germain… personajes que picotean aquí y allá, traspasando esa fina línea que divide la bondad de la crueldad. A veces por un bien mayor, a veces por antojo. Por supuesto, también tenemos villanos de esos que solo quieren ver arder el mundo.

La serie se toma su tiempo para desarrollar a los personajes y sus arcos, deteniéndose a menudo en largas conversaciones que explican las ansias y naturaleza de los mismos. Disertaciones de alto contenido metafísico que contrastan con el lenguaje empleado en las múltiples escenas de acción que convierten la pantalla en un lienzo rojo. Es aquí donde entra en acción un variado y repugnante bestiario que hará las delicias de los amantes del gore y la acción sin cortapisas. Indescriptibles seres de pesadilla que pueblan una Europa hiperviolenta y cruel y que, normalmente, suelen acabar descuartizando o descuartizados.

Warren Ellis, guionista de multitud de cómics de Marvel y DC, crea un mundo terrible que expande la experiencia de los videojuegos a base de profundidad, solemnidad y mucha casquería. Todas las líneas confluyen en un tramo final espectacular en el que brillan las coreografías de lucha, la banda sonora y las emotivas interacciones entre los protagonistas. Un baile que tiene su punto álgido en el apoteósico clímax del penúltimo episodio, allí donde la serie alcanza su cenit visual.

Castlevania es una serie hecha para disfrutar y horrorizarse con su extrema violencia, no apta para delicados. Un extraño viaje al interior del hombre (metafórica y visceralmente), vistoso y satisfactorio que ya se encuentra entre las mejores adaptaciones de videojuegos de la historia.

«La venganza es cosa de niños, nosotros debemos madurar» – Isaac

 

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